Contenido Accesible Solamente Desde: 'http://profesionales.msd.es/'
Para lograr una buena conexión emocional con pacientes y familiares es fundamental conseguir hacernos el “gemelo emocional” de la otra persona. Es necesario ser capaces de generar lo que llamamos “feeling”, fomentando una relación caracterizada por la positividad.
La conexión emocional surge de la inclinación afectiva hacia la otra persona y también de la reciprocidad (ha de ser mutua).
Establecer una conexión emocional con otra persona nos permite acompañar en la soledad y en el dolor. En momentos de enfermedad puede ser hasta terapéutico, ya que las personas con las que mantenemos una buena conexión nos hacen sentir tranquilos y cómodos. Esto ocurre porque cuando nos comprometemos emocionalmente con alguien, encontramos todo tipo de razones lógicas que nos acercan a esa persona.
Cuando la relación ya existe podemos alimentar esa conexión mediante la práctica consciente del rasgo más característico de la conexión emocional: la empatía.
La empatía se basa en el entendimiento de las necesidades y sentimientos mutuos, entendiéndonos y aceptándonos como somos. La empatía emocional es la habilidad para percibir y comprender los estados emocionales del otro.
Para completar el proceso empático no es suficiente con comprender lo que puede estar sintiendo la otra persona. Es necesario entender los pensamientos que puede estar teniendo, en función de la experiencia que está viviendo.
Por ello, para ejercitar nuestra empatía como profesionales no sólo vamos a captar y comprender los estados emocionales del paciente, sino también reflexionar y hacer significativo cada dato que podamos obtener de sus procesos mentales y de su entorno.
Es importante desarrollar nuestra mente emocional para tener la habilidad de percibir pensamientos y sentimientos, teniendo en cuenta todas las variables que conocemos.
Esta capacidad nos lleva como profesionales a una comprensión que facilita la escucha, el entendimiento, el consuelo, … en definitiva la ayuda emocional, tanto de pacientes como de familiares.
El doctor Peter Druncker afirma en este sentido que “los verdaderos oyentes empáticos hasta pueden oír lo que se dice en el silencio”.